Bigas Luna, fuego en el cuerpo.

//Bigas Luna, fuego en el cuerpo.

Bigas Luna, fuego en el cuerpo.

[dropcap]C[/dropcap]onocí a Bigas Luna a finales de 1983. Acababa de llegar de Estados Unidos, tras el tropiezo de su película Reborn (Renacer, 1981). Por aquel entonces yo era director de ventas de Figaró Films Barcelona,

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la productora que ya tenía en su haber películas como Bilbao y Caniche del propio Bigas Luna, Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón de Almodóvar o El diputado y Navajeros de Eloy de la Iglesia. Pepón Corominas era el artífice, productor visionario y de éxito a finales de los 70 y principios de los ochenta, y Toni Baquer, el financiero que hacía el milagro. Yo, buscaba compradores para las películas en los festivales internacionales. Tras el verano de 1983, Pepón Corominas y su equipo creativo deciden abandonar la productora por desavenencias con el consejo de administración e iniciar una nueva andadura con Samba Producciones y la adaptación de Juan Marsé Últimas tardes con Teresa (1984).

La oportunidad de conocer a Bigas Luna se presentó cuando Pepón me propuso que le sustituyera. Pasé a ser el productor ejecutivo de la compañía, y se produjo el encuentro con Bigas. Éste venía muy afectado por el fracaso de Reborn, que trata sobre los predicadores televisivos que prometen “el más allá” y fue totalmente incomprendida y maltratada por la crítica americana. Así Bigas decidió alejarse de esa experiencia que le había acarreado grandes dificultades y volver a España. Mientras, otro español intentaba su aventura en Los Ángeles, José Luis Borau, quien no cedía en su empeño de completar la financiación de Rio abajo Bigas trajo a la primera reunión dos folios con una historia titulada The stab, en la que una familia es asesinada mientras ve la televisión en el comedor de su casa. Después de varios encuentros convinimos junto a Luis Hercé, guionista y productor ejecutivo de Reborn, escribir un argumento nuevo al que Bigas llamó Azar. Es conocida la fuerza con la que Bigas ha titulado sus propias creaciones, siempre títulos cortos, expresivos y contundentes. Finalmente el guión fue escrito entre los tres.

Algunas de las películas que tomamos como referencia fueron: Fuego en el cuerpo (Lawrence Kasdan, 1981) y La mujer de al lado 1981 (François Truffaut, 1981). Sobre esta base de una historia mediterránea y europea, se inició la escritura del guión. Hercé, abandonó al poco el tiempo producto debido a problemas de salud, así qué en el verano de 1984 pasé mis vacaciones escribiendo el guión de Azar. Tras leer el guión, Bigas propuso llamarle Lola. Le pedí a Alfredo Matas, productor de La escopeta nacional (Luis G. Berlanga, 1978) y La vaquilla (1985), distribuidor, mentor y amigo, que leyera el guión y me diera su opinión. Alfredo tenía sus dudas, pues Reborn había sido estrenada en España con cifras muy bajas, pero le sorprendió positivamente. Bigas había planeado rodar toda la película con steadycam, una técnica que se había puesto de moda en Estados Unidos y permitía rodar largos planos secuencia y movimientos subjetivos. Quería trasladar al espectador el pánico de una mujer alicantina que decide trasladarse Barcelona para cambiar de vida. El proyecto encontró muy buena opinión en Pilar Miró, así que se puso en marcha la maquinaria financiera. Bigas quería un cartel de lujo para su nueva película: Ángela Molina, Dennis Hopper y Michael Moriarty, estos últimos habían trabajado en Reborn.[/column]

[column]Lola. Rodaje

Después de barajar diferentes opciones, el Consejo de Administración de Figaró Films, decidió dar luz verde al casting propuesto por el director y le enviamos el guión a Ángela Molina. Michael Moriarty, dijo no a la propuesta en Nueva York y, en Los Ángeles, el agente de Dennis, Michael McLean, pidió un precio excesivo. Fue testigo de nuestra tormentosa entrevista, Juan Ruiz Anchía, el director de fotografía, al que le pedí que me acompañara. Así que había que buscar otras opciones. A todo esto, un desesperado José Luis Borau, me pidió que nos viéramos, acaban de tumbarle parte de la financiación y tenía dificultades para acabar la película. Le prometí que a mi vuelta estudiaría la forma de ayudarle, tan agradecido estuvo que insistió en invitarme al restaurante al que Chaplin solía ir a desayunar.

Aterrizado en París para ver a Ángela Molina, cuyo compañero Hervé Timarché y padre de sus tres hijos, era la puerta numantina de acceso a un posible contrato, le pregunté a Bigas qué le parecía que los actores fueran franceses, inmediatamente sugirió a Patrick Bauchau, cuya interpretación en El estado de las cosas (Wim Wenders, 1982) le había encantado. Sugerí a Feodor Atkine por su reciente éxito en Francia con Pauline à la plage (Eric Rohmer, 1983), lo que nos podía ayudar internacionalizar la película.

Contratar a Ángela Molina, con quien trabajé en Lola y más tarde en Laura, del cielo llega la noche (Gonzalo Herralde, 1987) controlarlo todo, censuraba las escenas del guión que le parecían escandalosas, así que cuando leyó el de Lola, y conociendo la erotomanía de Bigas, no hacía más que dar resoplidos y se negaba a recibirme. Por un lado tenía a Bigas, por el otro a Hervé en París. Finalmente, Hervé me dijo:

lo hemos tirado a la monedita y ha salido sí, pero habrá que retocar diálogos y escenas de la película.

Lo demás es historia. Iniciamos el rodaje y Bigas tuvo una contracción muscular que le llevó a dirigir la película en silla de ruedas. Por lo demás, tratamos de mantener a Hervé lo más lejos posible. Ángela hizo un trabajo excelente. Patrick se enamoró de Assumpta Serna,  que también actuaba en la película. Feodor se quedó a vivir en España. Hilario Camacho hizo una banda sonora estupenda. Cumplimos el plan de trabajo y la película fue un éxito y fue vendida a más de cuarenta países.

La amistad con Bigas Luna ha permanecido todos estos años desde aquel 1984. Quisimos hacer otros proyectos juntos como Gallinas o Armada, pero no pudimos.

Adiós Bigas, amigo, creador, compañero de ilusiones y buen cine.[/column]

By | 2013-05-06T07:33:56+01:00 mayo 6th, 2013|Artículos de Enrique|0 Comments